domingo, 29 de diciembre de 2013

'El pequeño César', de W. R. Burnett: viejuno

    Significa siempre un orgullo y satisfacción real tomar de las manos uno de los clásicos de la novela negra, en este caso 'El pequeño César', de W. R. Burnett, escrita en 1929 y pionera porque fue la primera obra policiaca en la que un gangster era el protagonista.

    Dicho esto, hay que destacar que la novela se ha quedado 'viejuna', como diría Joaquín Reyes, es una historia de diálogos inocentes, cándida en sus formas, sin fuerza, con poca pegada y sin interés alguno, más que tratarse de la primera de muchas en las que los malos son los 'buenos'.

    'El pequeño César' carece del lenguaje ágil y vivo de las obras maestras del género creadas por las deidades de lo negro: Jim Thompson, Raymond Chandler y Dashiell Hammett.

    Nada. No pasé de la página 50. Hay demasiado y muy bueno por leer aún para entretenerse con lo que solo es una novela correcta.

lunes, 23 de diciembre de 2013

'El camino difícil', de Lee Child: potente

    'El camino difícil', de Lee Child, destaca por sus diálogos vertiginosos, su acción imparable y una trama equívoca. El suspense está asegurado. Es un thriller de inmaculada factura. Para leer de una sentada. Es un libro claro, directo y sin artificios.

    Si bien se trata de una historia con final feliz en la que el tipo más duro entre los duros, Jack Reacher, expolicía militar, es el más ingenioso entre los ingeniosos y un personaje tocado por la Diosa Fortuna, la historia engancha, y el lector se identifica con los actores de una de auténticas aventuras.

    Poco más hay que decir de una obra de notable, una vertiente más de la variada literatura negra y policiaca, rica en matices, a pesar de que el tema en común son los asesinatos y la lucha del bien contra el mal.

    Lo más destacado es la pericia narrativa del inglés Lee Child que introduce en los hechos una crítica a la sociedad de masas y a los mercenarios que trabajan bajo cuerda a las órdenes del Pentágono.

    En definitiva: no es Hammett, pero, sin lugar a dudas, se disfruta. 

lunes, 16 de diciembre de 2013

'Liquidación final', de Petros Márkaris: se devora

    Poco o nada se puede añadir sobre la maestría creadora de Petros Márkaris, artífice de uno de los más conocidos investigadores de la novela negra y policiaca actual: el comisario Kostas Jaritos.

    Por eso, solo cabe que señalar que la penúltima aventura del escéptico, mundano y estoico Jaritos, 'Liquidación final', contiene el mismo nivel de arte y potencia narrativa que las restantes siete obras de la saga.

    En este periplo investigador en busca de un asesino de defraudadores de Hacienda, convertido en héroe por los siempre sufridos ciudadanos griegos de a pie, subyace una clara crítica a la asfixia económica aplicada por la Troika sobre Greciay una lacerante arremetida contra sus políticos corruptos.

    Así, los suicidios colectivos de amantes y jubilados agobiados hasta la extenuación por los recortes económicos y sociales y la inflación, se suceden mientras un personaje desconocido -imitando a Robin Hood- asesina a potentados que engañan al fisco haciendo uso de cicuta. Un claro mensaje alusivo a los helenos de la época de Sócrates: brutales contra el más leve síntoma de corrupción.

Ejemplo de ese espíritu, tan necesario en estos tiempos inciertos, es la frase que aparece en el libro de Márkaris atribuida al filósofo en plena agonía mientras se le escapaba la vida tras ingerir la mortal cicuta: "Critón, le debemos un gallo a Esculapio. Paga mi deuda y no la olvides".

martes, 10 de diciembre de 2013

'Las viudas de los jueves', de Claudia Piñeiro: crónica soporífera

    Al principio hay unas muertes extrañas y ya está. En las siguientes 120 páginas que me he atrevido a leer solo se describe cómo vive un grupo de pijos argentinos. Esto ni es un thriller ni tiene suspense alguno.

    No es novela negra ni policiaca. Pero se vende como tal. O al menos se regalaba así. En el periódico 'El País'. La portada es atractiva porque ofrece una foto de cuatro hombres y otras tantas mujeres. Serán los personajes de la versión cinematográfica del libro que, por cierto, está muy bien escrito, pero carece de alma. Es una simple crónica naturalista y del paisaje.

    A primera vista sin recurrir a wikipedia los actores son Leonardo Sbaraglia, Juan Diego Botto y Ernesto Alterio. La adaptación no sé cómo habrá sido porque en el primer cuarto de la obra que sí leí únicamente se habla de lo que hacen los pijos argentinos en su 'La Finca' ó 'La Morajela' particular. 

    Es una crónica del día a día de una gente que vive muy bien. Ni sangre ni misterio ni nada de nada. Eso sí, permanece latente la intriga por conocer qué ocurrió realmente, pero es soporífero transitar hasta el final para descubrirla. 
    
    Lo mejor que se puede hacer es cerrar el libro y a por otro como por ejemplo el siempre eficiente y genial Petros Márkaris y su inefable comisario Kostas Jaritos.

jueves, 5 de diciembre de 2013

'Valor seguro', de Sara Paretsky: muy entretenida

    "La verdad es que sois pura escoria. Me gustaría mataros a los tres. El Estado se ahorraría un montón de dinero. Si alguien intenta coger aquella pistola,  os mato. Earl, mueve tu precioso culo hasta el sofá y siéntate al lado de Tony".

    Cuando un generoso Andreu Martín concedió en 1991 una entrevista a un estudiante de primero de periodismo para hablar de novela negra, lo primero que hizo fue destacar como autora del momento a Sara Paretsky.

    Veinte años después no había leído ninguno de sus libros. Me quedé con la otra parte de los consejos de Martín: Vázquez Montalbán, Lindsey Davis, Juan Madrid y los imprescindibles: Hammett, Chandler y Thompson.

     Sin embargo, una oferta de tres libros de Paretsky por 10 euros en una librería de la glorieta de Bilbao me hicieron probar las dinámicas aventuras de la detective todoterreno V. I. Warshawski, hija de un policía polaco de Chicago y de una temperamental ama de casa italiana.

    Y la verdad es que 'Valor seguro' no decepciona. Entretenidísima desde el principio, desprende los aromas tradicionales de la novela negra más clásica. Se lee de un tirón y se experimentan intensas sensaciones de desasosiego en cada acción de esta investigadora con arrojo y que desconoce la palabra miedo.